Con 1.650 kilómetros de costa, las dieciséis rías albergan más de 700 playas de arena fina que invitan al descanso, al baño, a la práctica de deporte o a la navegación.

Divididas por el Cabo Fisterra entre Rías Altas y Rías Baixas, que se corresponden con el norte y sur de la comunidad gallega, las primeras desta­can por sus espectaculares paisajes de acantilados escarpados, mientras que el suave clima de las del sur las con­vierte en un destino muy demandado durante las vacaciones estivales.

La ría de Ribadeo es la más oriental y la que comunica Galicia con Asturias. La riqueza de sus humedales posibilita la existencia de una variada fauna. Ade­más, la Mariña lucense también cuenta con las rías de Foz y Viveiro.

Es la provincia de A Coruña la que más rías posee, concretamente once, algu­nas de ellas vigiladas por cabos impo­nentes como el de Estaca de Bares o el Ortegal, en los extremos de las rías de O Barqueiro y Ortigueira.

Recogidas al abrigo del Golfo Ártabro se sitúan las de Ferrol , Ares, Betanzos y A Coruña, repletas de playas de arena fina y aguas tranquilas ideales para dis­frutar en familia y de deportes acuáticos como la vela.

En la Costa da Morte se sitúan las rías de Corme y Laxe, Camariñas y Corcubión, cuyos impactan­tes paisajes marítimos parecieran esculpidos por la fuerza del océa­no Atlántico que golpea incesante sus acantilados durante los temporales invernales.

Las Rías Baixas destacan por su clima templado y por ser un codiciado des­tino turístico veraniego para quienes quieran disfrutar de calidad de vida. Te sorprenderán los arenales de la Ría de Muros e Noia.

En la de Arousa encontrarás nume­rosos bancos marisqueros, donde verás fundamentalmente mujeres trabajando, mientras que la de Vigo se caracteriza por los cientos de bateas que flotan sobre sus aguas. También podrás acceder al Par­que Nacional das Illas Atlánticas y escuchar leyendas sobre galeones hundidos cargados de oro que descan­san en su fondo.